¿En qué consiste la dependencia emocional?
La dependencia emocional se describe como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas en el pasado. Estas necesidades se intentan cubrir en el presente de manera desadaptativa con otras personas. El desarrollo emocional que hayamos tenido es nuestras relaciones pasadas juega un papel fundamental a la hora de desarrollar patrones de dependencia emocional con otras personas. Así, cuando nuestro desarrollo emocional ha sido de tipo seguro y hemos contado a lo largo de nuestra vida con personas que se han mostrado sensibles, atentas y han validado nuestras emociones, será menos probable que dependamos emocionalmente de otros. Nuestras necesidades emocionales se han visto satisfechas y no necesitamos de otros para cubrirlas. La dependencia emocional se puede desarrollar en numerosos ámbitos, ya sea en una relación de pareja, de amistad, con nuestros padres o algún familiar.
Características de la persona emocionalmente dependiente.
Las personas con dependencia emocional suelen ser personas con baja autoestima, inseguras y con sentimiento de inferioridad. No son capaces de reconocer sus necesidades emocionales. Por otro lado tampoco han aprendido en qué consiste una relación sana con los demás. Al no haber contado con un aprendizaje emocional adaptativo en el pasado hace que en el presente se relacionen de manera dependiente con otras personas. Y como nunca es tarde para aprender, este patrón desadaptativo se puede modificar mediante el aprendizaje y la toma de conciencia emocional.
Desde el autoconocimiento personal y emocional podemos aprender a reconocer nuestras necesidades emocionales y poder satisfacerlas por nosotros mismos y no mediante terceras personas. De esta manera podremos disfrutar de otra forma nuestras relaciones personales, de manera sana y adaptativa.
Indicadores para detectar dependencia emocional
En muchas ocasiones no somos conscientes de cuándo nos encontramos en una relación asimétrica con otra persona; de cuándo dependemos emocionalmente de alguien y nos olvidamos de nosotros mismos para atender las necesidades de los demás.
Algunos indicadores que nos pueden alertar que presentamos dependencia emocional son el miedo al abandono, la necesidad de aprobación de terceras personas, obsesión e idealización de la persona de la que dependemos, evitación de conflictos, sentimientos de culpa, conductas de control, subordinación y anulación a favor de la otra persona… Las necesidades de los demás siempre irán primero que las nuestras propias.
En otras ocasiones, a pesar de que nos damos cuenta de todas estas cosas, somos incapaces de cortar la relación con esa persona. Aún reconociendo que esa relación no nos hace bien y no es sana, la dependencia es más fuerte y nos hace seguir en ese círculo vicioso. Esto sucede porque el reforzamiento positivo que nos da esa relación percibido como mayor a los costes de finalizar la misma. Pero, como hemos dicho antes, estos patrones desadaptativos son aprendidos y se pueden modificar.
Si detectas que te encuentras en una relación de dependencia emocional o que este tipo de relaciones son frecuentes en tu vida toma acción y acude a un profesional. Nunca es tarde para cambiar.
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