por admin | Mar 15, 2022 | emociones, psicología, Terapia de aceptación y compromiso
Las emociones son aquello que sentimos ante un estímulo. La presencia de una persona o un acontecimiento genera en nosotros una respuesta emocional. Esta respuesta emocional también se manifiesta en nuestro cuerpo de manera física. Por ejemplo podemos sentir cómo se nos acelera el corazón en una situación de ansiedad, cómo se me crea un nudo en la garganta cuando siento pena o como nos sube una sensación de calor ante el enfado. Conocer cuáles son mis emociones y cómo se manifiestan es fundamental para una buena gestión emocional.
Autoconocimiento emocional
Conocer nuestro mundo interno y qué está sucediendo dentro de nosotros es la clave para poder autorregular nuestro estado emocional. Para ello es útil explorar a lo largo del día cómo me estoy sintiendo o qué me hace sentir determinada situación. Es importante parar, tomarnos un tiempo para nosotros mismos y poder identificar qué emociones estoy sintiendo. Sólo desde el autoconocimiento y la consciencia de lo que sucede puedo gestionar mis emociones. Aquello de lo que no soy consciente pasará desapercibido y no podré intervenir sobre ello, quedando así a merced de mis emociones.
La evitación experiencial
El mayor problema con respecto a la gestión emocional es la evitación experiencial. Queremos evitar sentir determinadas emociones que calificamos como “negativas” y hacemos todo lo posible por huir de ellas. No estamos dispuestos a entrar en contacto con ellas. La trampa de todo esto es que no podemos escapar de nuestras emociones, por mucho que luchemos contra ellas y las queramos modificar. Por ello, la única solución es aceptar aquello que sucede dentro de mí. Aprender a quedarnos en presencia de nuestras emociones y ver qué podemos aprender de ellas. Si abandonamos la lucha, tendremos una oportunidad para su gestión hacia un resultado más adaptativo.
La gestión emocional
Como se ha comentado antes, para una buena gestión emocional, primero debemos conocer y ser conscientes de cómo nos estamos sintiendo y que emoción estamos experimentando. Mantenernos abiertos a nuestras emociones y sin juicio sería el primer paso. Una vez que aceptamos nuestra emoción debemos fomentar un pensamiento reflexivo sobre aquello que me está haciendo sentir así y las decisiones derivadas que pueda tomar con respecto a la situación. Es importante que determinemos cuál será la actuación que queramos llevar a cabo, a pesar de cómo nos estemos sintiendo. De esta manera podremos seguir comprometidos con aquello que es importante para nosotros y no actuar en función de la emoción que esté experimentando. Así puedo decidir seguir comprometida con hacer deporte a pesar del sentimiento de pereza que pueda sentir, por ejemplo.
Expresar nuestras emociones también es importante para su autorregulación. Exteriorizar a otra persona como me siento, escribir, hacer deporte, cocinar, llorar, escuchar música… son formas diferentes de expresión y liberación emocional.
Por otro lado, la práctica de mindfulness también es una buena herramienta para la gestión y autorregulación emocional.
Si crees que necesitas ayuda psicológica no dudes en ponerte en contacto con un profesional de la salud mental. En Casaleiz Psicología estamos a tu lado para ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.
por admin | Ene 18, 2022 | Ansiedad, obsesivo-compulsivo, Terapia de aceptación y compromiso
El trastorno obsesivo-compulsivo es uno de los trastornos de ansiedad por excelencia. El TOC se caracteriza por dos componentes: obsesiones y compulsiones. Comencemos poniendo un ejemplo. Para una persona que padece TOC de limpieza sus obsesiones girarán en torno a la idea de que todo está contaminado o que los gérmenes le van a hacer enfermar, entre otros. Las compulsiones serán lavarse las manos continuamente o dedicar muchas horas al día a la limpieza del hogar. Ahora, profundicemos un poco más en esto.
¿En qué consiste el trastorno obsesivo-compulsivo?
El trastorno obsesivo-compulsivo es uno de los trastornos de ansiedad más limitantes e incapacitantes que conocemos. Como su propio nombre indica se compone de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos de carácter intrusivo sobre los que la persona no tiene control. Cuando estos pensamientos aparecen parecen definir exactamente la realidad de la persona que los piensa. Son molestos, provocan sufrimiento e interfieren en el día a día de la persona. Para compensar estos pensamientos intrusivos se llevan a cabo las compulsiones. Las compulsiones son comportamientos repetitivos, bien conductualmente observables o bien de pensamiento, dirigidos a acabar con la ansiedad que producen las obsesiones. Pero paradójicamente las compulsiones no acaban con los pensamientos intrusivos, pues estos vuelven una y otra vez. De esta forma vemos que lejos de solucionar el problema, las compulsiones empeoran la situación de la persona, pues se ve atrapada en un círculo vicioso del que no puede salir. La ansiedad que sufre una persona que padece TOC es muy elevada pues se ve incapaz de salir de esta situación.
¿Cómo es vivir con trastorno obsesivo-compulsivo?
Una de las principales cosas que refiere una persona que padece trastorno obsesivo-compulsivo es su falta de control sobre el problema. Se dan cuenta que las obsesiones y las compulsiones que llevan a cabo son irracionales pero no pueden parar de hacerlo. Al ser algo que no pueden controlar, en muchas ocasiones, lo perciben como algo independiente de su propia persona.
El impacto que tiene este trastorno sobre la persona que lo padece puede llegar a afectar a sus áreas vitales como el trabajo o los estudios o las relaciones de pareja o interpersonales. Esto supone una gran fuente de malestar pues la vida que quiere llevar la persona se aleja de la que verdaderamente lleva.
La autoestima y el autoconcepto de una persona que padece TOC también se ve afectado; sobre todo cuando hacemos referencia a la capacidad percibida para hacer frente al problema, adaptarse a un trabajo o mantener una relación de pareja.
Todo esto es un añadido a la ansiedad que ya sufre la persona por las propias características del TOC. De esta forma el malestar y el sufrimiento de una persona con este trastorno va mucho más allá de un pensamiento intrusivo o tener que llevar a cabo una compulsión. La vida de la persona queda dirigida en muchas ocasiones por su problema y no por su libre elección, lo que conlleva un sentimiento y una sensación de pérdida de control sobre su propia vida.
Terapia de aceptación y compromiso en TOC
El principal tratamiento psicológico para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo es la exposición con prevención de respuestas (EPR). Desde este enfoque se expone a la persona a las vivencias temidas con el propósito de que cada vez produzcan menor activación y los niveles de ansiedad bajen. A pesar de que los resultados avalan su eficacia, la exposición es realmente aversiva e insoportable para gran cantidad de personas.
La terapia de aceptación y compromiso supone una nueva aproximación al tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo. Bajo el concepto de “flexibilidad psicológica” se aprende a aceptar los eventos privados y la ansiedad sin luchar o querer eliminarla.
Podemos tratar al trastorno obsesivo-compulsivo como un trastorno de evitación experiencial. La persona quiere evitar y suprimir a toda costa los pensamientos obsesivos y para ello lleva a cabo los comportamientos compulsivos. Esto puede funcionar como un alivio a corto plazo, pero más allá de solucionar el problema, lo continúa y lo agrava. La persona no es capaz de salir de los círculos viciosos de obsesión y compulsión en los que se ve envuelta. Así, la ACT propone un cambio de foco en el tratamiento, dándole prioridad a los valores personales de cada persona y trabajando en la aceptación y el debilitamiento de la literalidad de los pensamientos obsesivos.
En resumen, trabajar bajo el enfoque ACT supone aceptar los eventos privados, quitarles carga literal y realismo, y enfocar y dirigir la vida de la persona en función de lo que es importante para ella, en función de sus valores.
Si padeces trastorno obsesivo-compulsivo y estás sufriendo por ello es importante consultar con un profesional de la salud mental. En Casaleiz Psicología estamos a tu lado para ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.
por admin | Jul 13, 2021 | Agorafobia, Ansiedad, ataque de ansiedad, Terapia de aceptación y compromiso
Podría decirse que la agorafobia es el trastorno de ansiedad más común en nuestros días. Es una de las fobias más frecuentes y por la que más personas acuden en busca de ayuda psicológica. Suele ser más frecuente en mujeres y suele desarrollarse antes de los 30 años. A pesar de que el término «agorafobia» es muy escuchado y usado, ¿sabemos exactamente en qué consiste este trastorno?
¿En qué consiste?
La persona que sufre agorafobia siente un miedo elevado y desproporcionado a lugares abiertos. También a situaciones en las que les es difícil escapar o es vergonzoso pedir ayuda en caso de necesitarlo. Estas personas experimentan una sensación de catástrofe inminente, lo que es muy probable que desemboque en una crisis de ansiedad o pánico. Esto se debe al pensamiento catastrofista asociado y los síntomas físicos que acompañan a este tipo de situaciones.
Este tipo de fobia suele aparecer tras uno o más episodios aislados de crisis de pánico. La persona asocia la crisis de pánico que ha sufrido con la situación en la que se encontraba. Estas asociaciones se pueden incluso generalizar a situaciones parecidas. Pero esta sensación de miedo y ansiedad no solo se produce una vez la persona se encuentra en la situación temida. Los síntomas asociados también se experimentan de manera anticipatoria. Incluso pensar en estar en un determinado escenario ya podría producir síntomas de ansiedad. Por todo ello este trastorno es muy incapacitante para la persona que lo sufre. Estas personas puede terminar aislándose, no realizar actividades que son importantes y necesarias o necesitar en todo momento la compañía de una tercera persona para enfrentarse a la situación temida.
Tratamiento para la agorafobia
La buena noticia es que la mayoría de personas que buscan ayuda logran mejorar. El tratamiento para la agorafobia es, en muchas ocasiones, un tratamiento combinado. Si bien siempre es necesaria la intervención psicoterapéutica, en ocasiones también es necesaria la psicofarmacología. En cuanto a la intervención psicológica la Terapia de aceptación y compromiso es una de las más efectivas. Es necesario que la persona conozca en qué consiste su problemática. Conocer lo que nos está pasando es crucial para poder identificarlo y poder gestionar la situación. Por otro lado es muy importante trabajar con los pensamientos catastróficos que invaden y bloquean a la persona. Saber trabajar con ellos, defusionarse y no dejarse llevar es fundamental para tomar el control de la situación. En muchas ocasiones también se trabaja con exposición en vivo bajo supervisión. Esto consiste en introducir a la persona en la situación temida, de una forma controlada y en compañía y bajo la supervisión del psicólogo.
por admin | May 12, 2021 | apego, Autoestima, Dependencia emocional, psicología, Terapia de aceptación y compromiso
¿En qué consiste la dependencia emocional?
La dependencia emocional se describe como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas en el pasado. Estas necesidades se intentan cubrir en el presente de manera desadaptativa con otras personas. El desarrollo emocional que hayamos tenido es nuestras relaciones pasadas juega un papel fundamental a la hora de desarrollar patrones de dependencia emocional con otras personas. Así, cuando nuestro desarrollo emocional ha sido de tipo seguro y hemos contado a lo largo de nuestra vida con personas que se han mostrado sensibles, atentas y han validado nuestras emociones, será menos probable que dependamos emocionalmente de otros. Nuestras necesidades emocionales se han visto satisfechas y no necesitamos de otros para cubrirlas. La dependencia emocional se puede desarrollar en numerosos ámbitos, ya sea en una relación de pareja, de amistad, con nuestros padres o algún familiar.
Características de la persona emocionalmente dependiente.
Las personas con dependencia emocional suelen ser personas con baja autoestima, inseguras y con sentimiento de inferioridad. No son capaces de reconocer sus necesidades emocionales. Por otro lado tampoco han aprendido en qué consiste una relación sana con los demás. Al no haber contado con un aprendizaje emocional adaptativo en el pasado hace que en el presente se relacionen de manera dependiente con otras personas. Y como nunca es tarde para aprender, este patrón desadaptativo se puede modificar mediante el aprendizaje y la toma de conciencia emocional.
Desde el autoconocimiento personal y emocional podemos aprender a reconocer nuestras necesidades emocionales y poder satisfacerlas por nosotros mismos y no mediante terceras personas. De esta manera podremos disfrutar de otra forma nuestras relaciones personales, de manera sana y adaptativa.
Indicadores para detectar dependencia emocional
En muchas ocasiones no somos conscientes de cuándo nos encontramos en una relación asimétrica con otra persona; de cuándo dependemos emocionalmente de alguien y nos olvidamos de nosotros mismos para atender las necesidades de los demás.
Algunos indicadores que nos pueden alertar que presentamos dependencia emocional son el miedo al abandono, la necesidad de aprobación de terceras personas, obsesión e idealización de la persona de la que dependemos, evitación de conflictos, sentimientos de culpa, conductas de control, subordinación y anulación a favor de la otra persona… Las necesidades de los demás siempre irán primero que las nuestras propias.
En otras ocasiones, a pesar de que nos damos cuenta de todas estas cosas, somos incapaces de cortar la relación con esa persona. Aún reconociendo que esa relación no nos hace bien y no es sana, la dependencia es más fuerte y nos hace seguir en ese círculo vicioso. Esto sucede porque el reforzamiento positivo que nos da esa relación percibido como mayor a los costes de finalizar la misma. Pero, como hemos dicho antes, estos patrones desadaptativos son aprendidos y se pueden modificar.
Si detectas que te encuentras en una relación de dependencia emocional o que este tipo de relaciones son frecuentes en tu vida toma acción y acude a un profesional. Nunca es tarde para cambiar.
por admin | Mar 7, 2021 | Aceptación, Defusión, psicología, Terapia de aceptación y compromiso
El pensamiento. Nuestra gran enemigo.
Por norma general, solemos pasar la mayor parte del día (y de nuestra vida) enredados en pensamientos. De todos los pensamientos que tenemos a lo largo del día, podría decir que son útiles solo el 20% aproximadamente, y me parece un porcentaje elevado. Cuando tenemos que solucionar un problema, tenemos que hacer la lista de la compra, tenemos que organizar un viaje o resolver una tarea en el trabajo, nuestro pensamiento está enfocado en una tarea, por lo que se podría decir que estamos pensando con utilidad.
¿Qué pasa el tiempo restante con nuestra mente y nuestros pensamientos? Pues que estamos dando vueltas constantemente a pensamientos improductivos, pensamientos que no nos llevan a nada, solo a no poder salir del bucle mental. Estamos todo el día construyendo historias sobre suposiciones y posibilidades varias o por el contrario no dejamos de dar vueltas a historias del pasado que no podemos cambiar. Pero el problema ya no es solo esto, el gran problema es que nos creemos nuestros pensamientos. Damos credibilidad a todo lo que nos contamos a lo largo del día. Construimos realidades y estamos sesgados por ellas. Lo que se traduce en que actuamos en función de ellas, Nos ponemos al servicio de nuestros pensamientos; ellos son los que al final manejan nuestra vida.
Defusión del pensamiento.
Es inevitable que los pensamientos aparezcan y vengan a nuestra mente. El flujo del pensamiento no está bajo nuestro control. Lo que sí puedo controlar es cómo gestiono mis pensamientos. Por un lado está la aceptación (hablaremos de ella en otra publicación). Acepto mis pensamientos tal cual vienen sin querer cambiarlos o resistirme a ellos. Y, por otro lado, está la defusión del pensamientos. La defusión consiste en ser capaz de ver mis pensamientos como lo que son: pensamientos, y no como realidades. Básicamente la defusión consiste en no creernos todo lo que pensamos. Cuando las historias que nos contamos y lo que pensamos no está contrastado con la realidad, no te creas ese pensamiento, Nuestra mente es una mentirosa, nos pone trampas a cada momento en las que solemos caer una y otra vez.
¿Cuántas veces te habrás dicho a ti mism@ que no eres capaz de hacer algo y finalmente has podido hacerlo? ¿Y cuántas has pensado que algo podría salir mal y finalmente salió bien? ¿Con qué frecuencia pensaste que tu pareja te estaba engañando y al final no fue cierto? Si nos creemos todo lo que nos decimos estamos perdidos. Dejaremos de actuar en la dirección en la que queremos avanzar, dejando de lado nuestros valores para ponernos a demanda de nuestras historias mentales.
Trabajando la defusión
Trabajar la defusión es uno de los pilares básicos de la Terapia de aceptación y compromiso. Para ello se usan diversos ejercicios y metáforas. Uno de los que más me gusta y creo que resulta más útil es el ejercicio de observar a tu mente. Observa los pensamientos que vienen a tu cabeza sin hacer nada con ellos, sin entrar en juicios, ni quedarte enredados en ellos. Son simple pensamientos. Obsérvalos y no creas lo que estás pensando. Date cuenta de cómo estás observando ese pensamiento y date cuenta de la dualidad: tú estas observando a tu mente. Tú eres una entidad y tu mente es otra. Estáis separados, La mente está ahí, mis pensamientos están ahí, pero yo decido qué hago con ellos. El fin último es poder ser más libres, romper el control que nuestra mente ejerce sobre nosotros y poder actuar en función de nuestros valores, a pesar del mensaje que nos esté dando nuestra cabeza.
Viendo lo potente que es nuestra mente y que solemos creer todo lo que nos cuenta, hablarnos de manera más amable y con más autocompasión, nos ayudaría mucho y sería de gran utilidad para nosotros.
por admin | Feb 23, 2021 | Autoestima, psicología, Terapia de aceptación y compromiso
Definiendo autoestima
La palabra autoestima es bien conocida y utilizada por todos en nuestro día a día. Hacemos afirmaciones tales como: «fulanita tiene poca autoestima, debería quererse más», «menganito es muy seguro de sí mismo, tiene la autoestima alta», «no doy la talla como los demás, tengo la autoestima baja». Primero, definamos: es la valoración, percepción o juicio positivo o negativo que una persona hace de sí misma en función de la evaluación de sus pensamientos, sentimientos y experiencias. Solemos valoramos a nosotros mismos y a nuestra autoestima en función de los demás y en función a lo que hacemos y no hacemos en comparación con los otros, suponiendo que el éxito en la vida está asociado a una alta autoestima.
La sociedad en la que vivimos no nos lo pone precisamente fácil. Las redes sociales y mostrar una faceta de nosotros mismos en la que se nos perciba como seguros, felices y exitosos; el culto a la imagen corporal; tener que sobresalir en el trabajo para que se valoren tus logros… Dedicamos mucho tiempo a la imagen que queremos proyectar de nosotros mismos, qué ve el otro en mí pero, ¿qué es lo que verdaderamente necesitamos o queremos de nosotros mismos? ¿Qué necesito yo (y no lo que digan los demás de mí) para crear y mantener mi autoestima?
¿Cómo influye en nosotros tener buena autoestima?
La autoestima es algo que nos influye de manera global en todos los aspectos de nuestras vidas: en el trabajo, en las relaciones con los demás, en nuestro autoconcepto… Tener una buena autoestima y un autoconcepto firme de nosotros mismos es fundamental para una buena salud menta. A veces somos conscientes de que nuestra autoestima se está viendo minada, que se ha producido un cambio en nosotros y queremos recuperarla; otras veces no nos damos cuenta de que nuestra autoestima y amor propio es pobre, pues ha sido la manera de funcionar que hemos desarrollado siempre.
Algunas conductas que nos pueden hacer darnos cuenta que nuestra autoestima es pobre son: compararnos con los demás, no reconocer nuestros logros, nos cuesta tomar decisiones y somos influenciables por la opinión de otros, priorizamos las necesidades de los demás a las nuestras, le damos mucha importancia al aspecto físico, nos sentimos mal en nuestras relaciones con los otros… Todo esto nos influye en nuestro día a día y en muchas ocasiones nos aleja de la vida que realmente nos gustaría vivir.
Buscar ayuda
Es muy fácil decir o pensar que debemos tener mejor concepto de nosotros mismos y que deberíamos querernos más a nosotros mismos o decirle estas mismas palabras a alguna persona que consideramos que tiene la autoestima baja. La realidad es mucho más compleja. Si fuera tan fácil tener una buena autoestima todos la tendríamos. La educación emocional y de autoconcepto que hayamos tenido de pequeños y nuestras experiencias en la vida han hecho que nos hayamos creado una imagen de nosotros mismos. Esto no quiere decir que no se pueda modificar y ajustar. Acudir al psicólogo para que nos ayude a construir una mejor versión y más ajustada de nosotros mismos es un gran paso a tomar. En Casaleiz Psicología trabajamos con Terapia de Aceptación y Compromiso.
El autocuidado y ser amables con nosotros mismos es un pilar fundamental. Dedícate unos momentos al día para tí mism@ y háblate con amabilidad y bondad. Es un primer paso.
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