Rumiación. Cuando no podemos salir del bucle que generan nuestros pensamientos.
¿Qué es la rumiación?
Cuando hablamos de rumiación hacemos referencia a un pensamiento repetitivo y excesivo de naturaleza negativo o catastrofista sobre un asunto que nos preocupa. La persona con pensamiento rumiante tiene una actitud pasiva con respecto a sus rumiaciones, es decir, no percibe que tenga control sobre ellas. De esta forma se deja llevar en su pensamiento circular. Muchas veces este bucle se vuelve adictivo, cuantas más vueltas le damos a un asunto más vueltas queremos darle, a pesar del malestar que esto genera. Un ejemplo de esto sería cuando escuchamos una canción y no podemos «quitárnosla» de la cabeza durante horas o incluso días. La cantamos y la cantamos a pesar de estar cansados de ella y parece que no se va a ir de nuestra cabeza nunca hasta que sin darnos cuenta dejamos de cantarla. Pero, con otro tipo de pensamientos no resulta tan sencillo.
¿Pasado o futuro?
Nuestro pensamiento rumiante puede estar enfocado en dos tiempo: el pasado y el futuro. Cuando hablamos de rumiaciones en relación a acontecimientos pasados, generalmente le damos vueltas a situaciones en las que podríamos o hubiéramos querido actuar de manera diferente, donde el sentimiento principal que nos afecta es la culpa. Otras veces son situaciones que no llegamos a comprender bien por qué pasaron e intentamos buscarle una explicación a toda costa porque pensamos que si le encontramos una explicación a lo que pasó nos ayudaría a aceptar dicha situación.
Pero esto casi nunca funciona así. Cuando nuestro pensamiento rumiante está enfocado en situaciones futuras, lo general es anticipar situaciones y entrar en bucle sobre las consecuencias de que se produzca tal u otra situación. Nuestros pensamientos son de tipo anticipatorio y predictivo pero no tenemos certeza de lo que pasará, y así alimentamos el bucle creando posibles escenarios y cómo poder afrontar cada uno de ellos. Generalmente es peor el impacto psicológico producido por la rumiación que por el problema en sí.
¿Qué podemos hacer?
Las personas con pensamiento rumiativo tienen más posibilidad de padecer depresión y/o ansiedad. ¿Podemos hacer algo para lidiar con estas rumiaciones? La respuesta es sí. En primer lugar es muy importante detectar y darnos cuenta de cuando estamos entrando en bucle con nuestros pensamientos. Tomar consciencia de nuestros pensamientos nos ayudará a poder tomar acción sobre ellos. Una vez que nos damos cuenta que estamos rumiando podemos cambiar nuestro foco de atención, es decir, llevar nuestra atención hacia otra cosa, como la tarea que estemos desempeñando en ese momento. Una vez que tomamos el control de nuestra atención podremos cortar estos bucles tantas veces como sea necesario,
Practicar la defusión de nuestros pensamientos es un trabajo muy útil. No hay que darle credibilidad a nuestra mente. De igual forma, aceptar lo que no podemos cambiar del pasado y que no tenemos control sobre el futuro nos ayudará a gestionar nuestro malestar de manera diferente y más adaptativa.
Si crees que necesitas ayuda es muy importante contactar con un profesional de la psicología.
Comentarios recientes