Una mirada hacia el trastorno obsesivo-compulsivo

Una mirada hacia el trastorno obsesivo-compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo es uno de los trastornos de ansiedad por excelencia. El TOC se caracteriza por dos componentes: obsesiones y compulsiones. Comencemos poniendo un ejemplo. Para una persona que padece TOC de limpieza sus obsesiones girarán en torno a la idea de que todo está contaminado o que los gérmenes le van a hacer enfermar, entre otros. Las compulsiones serán lavarse las manos continuamente o dedicar muchas horas al día a la limpieza del hogar. Ahora, profundicemos un poco más en esto. 

 

¿En qué consiste el trastorno obsesivo-compulsivo?

El trastorno obsesivo-compulsivo es uno de los trastornos de ansiedad más limitantes e incapacitantes que conocemos. Como su propio nombre indica se compone de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son pensamientos de carácter intrusivo sobre los que la persona no tiene control. Cuando estos pensamientos aparecen parecen definir exactamente la realidad de la persona que los piensa. Son molestos, provocan sufrimiento e interfieren en el día a día de la persona. Para compensar estos pensamientos intrusivos se llevan a cabo las compulsiones. Las compulsiones son comportamientos repetitivos, bien conductualmente observables o bien de pensamiento, dirigidos a acabar con la ansiedad que producen las obsesiones. Pero paradójicamente las compulsiones no acaban con los pensamientos intrusivos, pues estos vuelven una y otra vez. De esta forma vemos que lejos de solucionar el problema, las compulsiones empeoran la situación de la persona, pues se ve atrapada en un círculo vicioso del que no puede salir. La ansiedad que sufre una persona que padece TOC es muy elevada pues se ve incapaz de salir de esta situación.

 

¿Cómo es vivir con trastorno obsesivo-compulsivo?

Una de las principales cosas que refiere una persona que padece trastorno obsesivo-compulsivo es su falta de control sobre el problema. Se dan cuenta que las obsesiones y las compulsiones que llevan a cabo son irracionales pero no pueden parar de hacerlo. Al ser algo que no pueden controlar, en muchas ocasiones, lo perciben como algo independiente de su propia persona.

El impacto que tiene este trastorno sobre la persona que lo padece puede llegar a afectar a sus áreas vitales como el trabajo o los estudios o las relaciones de pareja o interpersonales. Esto supone una gran fuente de malestar pues la vida que quiere llevar la persona se aleja de la que verdaderamente lleva.

La autoestima y el autoconcepto de una persona que padece TOC también se ve afectado; sobre todo cuando hacemos referencia a la capacidad percibida para hacer frente al problema, adaptarse a un trabajo o mantener una relación de pareja.

Todo esto es un añadido a la ansiedad que ya sufre la persona por las propias características del TOC. De esta forma el malestar y el sufrimiento de una persona con este trastorno va mucho más allá de un pensamiento intrusivo o tener que llevar a cabo una compulsión. La vida de la persona queda dirigida en muchas ocasiones por su problema y no por su libre elección, lo que conlleva un sentimiento y una sensación de pérdida de control sobre su propia vida.

 

Terapia de aceptación y compromiso en TOC

El principal tratamiento psicológico para tratar el trastorno obsesivo-compulsivo es la exposición con prevención de respuestas (EPR). Desde este enfoque se expone a la persona a las vivencias temidas con el propósito de que cada vez produzcan menor activación y los niveles de ansiedad bajen. A pesar de que los resultados avalan su eficacia, la exposición es realmente aversiva e insoportable para gran cantidad de personas.

La terapia de aceptación y compromiso supone una nueva aproximación al tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo. Bajo el concepto de “flexibilidad psicológica” se aprende a aceptar los eventos privados y la ansiedad sin luchar o querer eliminarla.

Podemos tratar al trastorno obsesivo-compulsivo como un trastorno de evitación experiencial. La persona quiere evitar y suprimir a toda costa los pensamientos obsesivos y para ello lleva a cabo los comportamientos compulsivos. Esto puede funcionar como un alivio a corto plazo, pero más allá de solucionar el problema, lo continúa y lo agrava. La persona no es capaz de salir de los círculos viciosos de obsesión y compulsión en los que se ve envuelta. Así, la ACT propone un cambio de foco en el tratamiento, dándole prioridad a los valores personales de cada persona y trabajando en la aceptación y el debilitamiento de la literalidad de los pensamientos obsesivos.

En resumen, trabajar bajo el enfoque ACT supone aceptar los eventos privados, quitarles carga literal y realismo, y enfocar y dirigir la vida de la persona en función de lo que es importante para ella, en función de sus valores.

 

Si padeces trastorno obsesivo-compulsivo y estás sufriendo por ello es importante consultar con un profesional de la salud mental. En Casaleiz Psicología estamos a tu lado para ayudarte. No dudes en ponerte en contacto con nosotros. 

 

La ansiedad y su gestión.

La ansiedad y su gestión.

Conocer en qué consiste la ansiedad es fundamental para empezar a gestionarla. La ansiedad es uno de los principales problemas psicológicos de la actualidad. Cada vez son más las personas que sufren ansiedad y que presentan dificultades para desenvolverse en su día a día sin un sentimiento constante de malestar. El propósito de este post, como psicóloga especialista en problemas de ansiedad, es que el lector conozca en qué consiste el sentimiento de ansiedad. De esta manera, desde el conocimiento, nos podremos enfrentar a ella y aprender a gestionarla. 

 

¿En qué consiste la ansiedad?

La ansiedad es un sentimiento que experimentamos y se que se apodera de nosotros cuando nos anticipamos a una situación, a priori amenazante, en la cual percibimos que nuestros recursos para hacerle frente no son suficientes. Juega un papel importante la incertidumbre. A diferencia del miedo, no hay un estímulo presente que nos genere ese sentimiento, sino que son las predicciones de lo que va a suceder lo que nos hace sentir ansiedad. 

El sentimiento de ansiedad es adaptativo, pues funciona como una alarma que nos avisa de un posible peligro. El problema viene cuando cualquier cosa se convierte en un peligro y todo nos supone una amenaza. Nos pasamos todo el día alerta y anticipando posibles catástrofes. Esto tiene un gran impacto en nuestro día a día pues todos nuestros esfuerzos van dirigidos a controlar y evitar este sentimiento de ansiedad. ¿Y funciona? Nuestra experiencia nos dice que no, que por mucho que hagamos la ansiedad no se va.

Conocer en qué consiste la ansiedad es fundamental para empezar a gestionarla.

 

El problema de la evitación de la ansiedad.

¿Cómo nos afecta la evitación experiencial? Cuando sentimos ansiedad todos nuestros esfuerzos van orientados a quitarme esa emoción, a no sentir lo que estoy sintiendo. Comenzamos una lucha contra el sentimiento de ansiedad queriendo que desaparezca a toda costa. Pero ¿todos los esfuerzos que has hecho hasta el momento para librarte de la ansiedad te han servido de algo? Según nuestra experiencia vemos que la ansiedad puede que desaparezca en el momento, pero vuelve a nosotros más tarde como un boomerang. Nunca desaparece.

La evitación experiencial pasa por hacer o dejar de hacer ciertas cosas con la intención de controlar y eliminar el sentimiento de ansiedad y esto nos lleva a alejarnos de lo que es importante para nosotros. Estos esfuerzos de control nos impiden movernos hacia direcciones valiosas y sacrificamos nuestros objetivos. Finalmente es la emoción de ansiedad la que toma las riendas de nuestra vida. 

 

Aceptar la ansiedad para gestionarla.

Tenemos que saber que la aparición de la ansiedad y sus pensamientos asociados es un proceso automático sobre el que nosotros no tenemos control. Los intentos por cambiar esto es una lucha perdida pues es imposible cambiar nuestros sentimientos, emociones y pensamientos. Por otro lado, la emoción de ansiedad no dura para siempre.  ¿Qué podemos hacer entonces si no lo podemos cambiar y escapar de la emoción tampoco es útil? Pues aceptar.

Aceptar nuestro mundo interno nos lleva a actuar, a seguir haciendo aquello que quiero hacer a pesar de mi sentimiento de ansiedad. Cuando aceptamos dejamos de estar limitados y podemos decidir en función de nuestros valores, de lo que es importante para nosotros, y no en función de lo que mi ansiedad me dice que haga. Nosotros somos el recipiente, el continente que contiene nuestros sentimientos y pensamientos, pero somos libres de actuar y decidir, independientemente de lo que estemos llenos, es decir, de lo que estemos sintiendo. 

Trabajar la aceptación emocional, conocernos y reconocernos es la clave para gestionar nuestro sentimiento de ansiedad y no vernos limitados por ello.

 

Si necesitas ayuda para gestionar la ansiedad, en Casaleiz Psicología estamos a tu lado para ayudarte. 

 

 

La importancia de acudir a terapia psicológica

La importancia de acudir a terapia psicológica

Se podría enumerar una extensa lista sobre las causas que nos pueden llevar a buscar ayuda y terapia psicológica. Pues bien, podríamos resumirlo todo haciéndonos la siguiente pregunta: ¿estoy viviendo la vida que quiero vivir? En muchas ocasiones los problemas psicológicos que nos limitan son fácilmente reconocibles como ansiedad y estrés o estado de ánimo bajo. En otras simplemente nos resignamos a vivir con cierto malestar que ni siquiera sabemos de dónde viene o como manejarlo. Consideramos que no tenemos un problema psicológico como tal pero este malestar nos limita nuestro día a día. Como psicóloga en Málaga sugiero que este sería el momento de plantearnos acudir a consulta.

Indicadores que nos avisan cuándo acudir a terapia psicológica.

Son muchas las señales que nos indican que sería beneficioso para nosotros acudir a terapia psicológica.

Sientes que no puedes hacer frente a las demandas del día a día. Te sientes sin fuerzas, piensas que todo te supera y no te ves capaz de realizar todas las tareas propuestas para el día. Es un sentimiento de incapacidad y hace que termines el día agotado/a.

Tu estado de ánimo es bajo y te sientes triste la mayor parte del día. Hay un sentimiento de tristeza que se apodera de ti y te impide realizar tus actividades diarias. Te sientes mal la mayor parte del día, apático/a y sin fuerzas para hacer nada. Este sentimiento de malestar está haciendo que dejes de hacer aquello que es importante para ti.

Te sientes perdido, estancado y no sabes qué camino seguir. En muchas ocasiones tenemos la sensación de que no sabemos qué hacer con nuestra vida. Nos sentimos perdidos y estancados. Sabemos que necesitamos hacer cambios en nuestra vida pero no sabemos por dónde empezar. Es como una sensación de parálisis que nos impide salir del estado en el que nos encontramos.

Sufres dolor de cabeza, de estómago y/u otros síntomas corporales. Nuestro cuerpo es sabio y en muchas ocasiones nos alerta de que algo no va bien a nivel emocional. Sentir dolores corporales puede ser un indicativo de que algo no va bien dentro de nosotros, a pesar de que no sepamos identificar qué nos sucede.

Sientes falta de autoestima e inseguridad. Sentirnos bien con nosotros mismos es fundamental para nuestro desarrollo emocional. Sientes que no eres suficiente y constantemente te comparas con los demás.

Tus relaciones interpersonales se están viendo dañadas. Muchas veces cuando algo no va bien dentro de nosotros se refleja en el trato que tenemos con los demás. En otras ocasiones nos sentimos descontentos con las relaciones que mantenemos con amigos o familiares, compañeros de trabajo y no sabemos bien cómo solucionar esto.

La importancia de acudir al psicólogo.

De igual manera que acudimos a nuestro médico de cabecera cuando sentimos dolor físico, deberíamos acudir al psicólogo cuando nos sentimos mal emocionalmente. A pesar de que cada vez es más frecuente que las personas acudan a terapia, aún hay mucho recelo y tabús sobre pedir ayuda psicológica.

Lo que está claro y demostrado científicamente es que la terapia psicológica funciona y nos ayuda a solucionar los problemas psicológicos que estemos atravesando en el momento presente. La gestión emocional y de pensamiento, el autoconocimiento y contar con herramientas con las que poder hacer frente a nuestro día a día son fundamentales para cuidar nuestra salud mental.

Si tienes dudas o estás pensando acudir al psicólogo no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En Casaleiz Psicología somos especialistas en problemas de ansiedad. Pide una cita y comienza a cuidar tu salud mental.

Agorafobia y ataque de pánico

Agorafobia y ataque de pánico

Podría decirse que la agorafobia es el trastorno de ansiedad más común en nuestros días. Es una de las fobias más frecuentes y por la que más personas acuden en busca de ayuda psicológica. Suele ser más frecuente en mujeres y suele desarrollarse antes de los 30 años. A pesar de que el término «agorafobia» es muy escuchado y usado, ¿sabemos exactamente en qué consiste este trastorno?

¿En qué consiste?

La persona que sufre agorafobia siente un miedo elevado y desproporcionado a lugares abiertos. También a situaciones en las que les es difícil escapar o es vergonzoso pedir ayuda en caso de necesitarlo. Estas personas experimentan una sensación de catástrofe inminente, lo que es muy probable que desemboque en una crisis de ansiedad o pánico. Esto se debe al pensamiento catastrofista asociado y los síntomas físicos que acompañan a este tipo de situaciones.

Este tipo de fobia suele aparecer tras uno o más episodios aislados de crisis de pánico. La persona asocia la crisis de pánico que ha sufrido con la situación en la que se encontraba. Estas asociaciones se pueden incluso generalizar a situaciones parecidas. Pero esta sensación de miedo y ansiedad no solo se produce una vez la persona se encuentra en la situación temida. Los síntomas asociados también se experimentan de manera anticipatoria. Incluso pensar en estar en un determinado escenario ya podría producir síntomas de ansiedad. Por todo ello este trastorno es muy incapacitante para la persona que lo sufre. Estas personas puede terminar aislándose, no realizar actividades que son importantes y necesarias o necesitar en todo momento la compañía de una tercera persona para enfrentarse a la situación temida.

Tratamiento para la agorafobia

La buena noticia es que la mayoría de personas que buscan ayuda logran mejorar. El tratamiento para la agorafobia es, en muchas ocasiones, un tratamiento combinado. Si bien siempre es necesaria la intervención psicoterapéutica, en ocasiones también es necesaria la psicofarmacología. En cuanto a la intervención psicológica la Terapia de aceptación y compromiso es una de las más efectivas. Es necesario que la persona conozca en qué consiste su problemática. Conocer lo que nos está pasando es crucial para poder identificarlo y poder gestionar la situación. Por otro lado es muy importante trabajar con los pensamientos catastróficos que invaden y bloquean a la persona. Saber trabajar con ellos, defusionarse y no dejarse llevar es fundamental para tomar el control de la situación. En muchas ocasiones también se trabaja con exposición en vivo bajo supervisión. Esto consiste en introducir a la persona en la situación temida, de una forma controlada y en compañía y bajo la supervisión del psicólogo.

Resiliencia y adaptabilidad.

Resiliencia y adaptabilidad.

Cuando hablamos de resiliencia estamos hablando de la capacidad que tiene una persona para adaptarse y superar circunstancias traumáticas, una pérdida, problemas personales, situaciones estresantes… Y, ya no sólo hablamos de adaptación y gestión de este tipo de situaciones, sino que la persona resiliente, además, sabe sacar partido de esta situación difícil, lo cual le ayudará a la gestión de desgracias futuras. 

Características de una persona resiliente

Una persona resiliente es aquella que posee y afronta la vida desde un locus de control interno. Gestionar los problemas desde un locus interno significa que la persona toma responsabilidad de sus actos en consecuencia del evento a gestionar. Acepta la situación, valora los recursos que posee para hacer frente a la misma y actúa en consecuencia tomando el control de la situación. En contraposición, gestionar desde un locus de control externo supone resignación ante la situación complicada, lo que hace que la persona asuma un papel pasivo ante sus problemas.

Mejorando nuestra resiliencia

La resiliencia es una capacidad que puede ser entrenada. Podemos cambiar nuestra visión y gestión hacia un locus de control interno. Algunas claves para desarrollar la resiliencia son el autoconocimiento y el reconocimiento y gestión emocional. Conociendo nuestro estado interno y sabiendo de qué recursos disponemos para hacer frente a la situación problemática en cuestión podremos adoptar una actitud positiva y activa en la resolución del mismo. Aceptar la situación es también fundamental para la toma de acción en contraposición de la resignación y actitud pasiva. La flexibilidad, saber adaptarnos a diferentes circunstancias y adoptar una actitud positiva frente al problema fomenta también la resiliencia. Por último, la práctica de mindfulness y la meditación para fomentar ese autoconocimiento y gestión emocional es fundamental para desarrollar nuestra resiliencia. 

La forma en la que la persona gestiona los problemas vitales de manera resiliente se ve traducido en una mejor salud mental y calidad de vida. 

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